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PROLOGO
"Los
mayas creían que las grandes cuevas en donde corren ríos
secretos, llamados cenotes, son los escondites de los dioses.
Fue en esos tiempos remotos, cuando el pueblo maya vivía
en la selva, que aprendieron a reconocer a los dioses de la
lluvia, del viento y del sol,
porque ahí cada árbol y cada animal parecen tener
un espíritu que los protege.
Las
leyendas cuentan que un dios todopoderoso, llamado Itzamná,
había creado el mundo. Itzamná tuvo varios hijos,
con su esposa Ixchel, diosa de la luna. Los hijos de Itzamná
fueron los dioses del maíz y del comercio, de los sacrificios
y de las estrellas. Sus hijas fueron diosas de las aguas, de
la noche y del paraíso.
Para
sobrevivir en Yucatán, la lluvia es muy importante, pues
los rios no corren sobre la tierra sino a muchos metros por
debajo del suelo, en cavernas. Es por eso, que los mayas prehispánicos
tenían como uno de sus dioses principales a Chaac, dios
de la lluvia. A él le dedicaban templos enteros y en
varias de las antiguas ciudades sus esculturas se ven por todos
lados. Cuando creían que estaba muy enojado también
le ofrecian sacrificios humanos.
Kukulkán,
el dios del viento, era muy especial. Fue un personaje sabio
que vino de un lugar misterioso y tenia forma de serpiente emplumada.
En las pirámides de las antiguas ciudades mayas como
Chichén Itzá, podemos ver ahora los templos que
le construyeron."
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